AFCCM apuesta por la construcción industrializada ligera
Por el contrario, la sociedad demanda a los edificios una creciente sostenibilidad y confort, que implican una creciente complejidad de las soluciones constructivas aplicadas y de mayor calidad en su ejecución.
En este punto del debate de la Arquitectura, los sistemas industrializados cobran cada día una mayor relevancia. Lamentablemente la palabra “industrialización” automáticamente suele asociarse con los Sistemas Cerrados (Sistemas de Modelos) que originan productos homogéneos estandarizados, de una calidad media y con una reducción en los costos de producción. Modelos que dieron lugar a los innumerables edificios de viviendas impersonales de Europa del Este en la posguerra. Nadie quiere repetirlos. Hoy está claro que éstos no significan la única forma de industrialización posible.
Al igual que en la industria del automóvil o de la aviación se ha sustituido la cadena de montaje completa y cerrada de Henry Ford por el montaje de componentes de diversos suministradores, los Sistemas Industrializados Abiertos son una estrategia efectiva para responder a las necesidades contemporáneas de sostenibilidad y confort de buen uso, capaces de adaptarse a cualquier arquitectura rigurosa.
Desde esta perspectiva, la arquitectura ya no debe someterse a Sistemas Cerrados, sino aprovechar las ventajas de utilizar los procesos de ensamblaje de componentes con los catálogos que más se adecuan a los objetivos a cumplir.
Bajo esta óptica también se debe desterrar la idea, subyacente y heredada de la Seriación, de que la industrialización implica una bajada de costes. Esto contradice y no permite añadir las nuevas cualidades aportadas por la Industrialización Abierta ante las más exigentes demandas contemporáneas: calidad controlada, participación del usuario final y sostenibilidad, que se traducen en un mayor control de uso y no tanto en un mero abaratamiento del proceso.
Calidad controlada
Desde la segunda mitad del siglo XX, estamos viviendo el desarrollo del diseño asistido por ordenador, y últimamente ya convivimos habitualmente con sus desarrollos en 3D. El CAM (Computer Aided Manufacturing) y el CNC (Computer Numerical Control) permiten actualmente no sólo el corte y fresado computerizado de materiales, sino la fabricación digital robotizada. Avances que ya están suficientemente asimilados como para no deslumbrarnos con acabados pseudo-tecnológicos, pero que evidentemente cuestionan el arcaicismo de la construcción tradicional y abren nuevas perspectivas. Con los modelos de diseño paramétrico y producción computerizada se modelan las estructuras y simultáneamente se controlan los materiales y sus tolerancias, pudiendo prever y prototipar más rápida y precisamente muchas de las variaciones y resultados finales. De la misma manera, en el taller se puede organizar un control de calidad más riguroso y además de todo el proceso sin tener que resignarnos al chequeo de muestras puntuales, como sucede en la obra tradicional. Esto significa que hoy se puede contar con las ventajas del taller Off-Site sin renunciar a las posibilidades que tiene la obra In-Site, como la facilidad para colocar materiales continuos o materiales frágiles que requieran un transporte demasiado complejo. Ahora es el momento de romper el antagonismo tradicional entre construcción Off-Site e In-Site y jugar con las ventajas de ambos procedimientos.
Participación del usuario final
El consumidor actual ya no es un receptor pasivo (se ha superado la clásica oposición productor-consumidor, producer-consumer) y es cada vez en mayor medida productor de sus propios deseos (la contracción inglesa pro-sumer es la que mejor explica esta nueva condición). Este cambio sucede en todos los campos y la arquitectura no es ajena a él. Todos somos autores. Una nueva actitud que es incompatible con la idea de que el Arquitecto siga siendo el autor único y central de todo el proceso, el artista que produce lo que el consumidor necesita. Tenemos que inventarnos nuevos sistemas y códigos de comportamiento que admitan la participación de un usuario contemporáneo, realmente activo y participativo. En este sentido, desde la perspectiva de la industrialización, es el momento de pasar del mass-production histórico al mass-customization demandado actualmente.
Sostenibilidad
Por otra parte, la creciente concienciación ecológica de la sociedad convierte en necesidad diseñar con estrategias pasivas e incorporar las estrategias activas de cara a potenciar el ahorro, un menor impacto medioambiental y un mayor confort de uso. Tareas que introducen una creciente complejidad de las soluciones a implementar a las que es difícil responder desde los conceptos tradicionales del diseño y la construcción. La Sostenibilidad de la Industrialización desde un sentido energético, clave en la época actual, se puede definir como: “ahorro y eficiencia en origen por el control del diseño y la fabricación; eficiencia en la puesta en obra y ahorro por la rapidez derivada de ella; ahorro y eficiencia en la vida útil del edificio por la técnica incorporada e, incluso, ahorro y eficiencia en la propia muerte del edificio, preparándolo a su particular ‘buen morir’: el reciclaje.” (1)
Desde este enfoque medioambiental, es importante tomar conciencia de que el coste energético no se reduce a la vida útil del edificio, sino también además al proceso previo. El 4% del consumo energético mundial se utiliza en la construcción, y de este porcentaje, el 60% en su estructura. En este aspecto cobra cada vez una mayor trascendencia la apuesta por los Sistemas Industrializados Abiertos Ligeros frente a los Pesados, entendiendo como tales en los que el peso “casco” (estructura resistente y cerramientos) es claramente inferior al peso de un “casco” hecho a la manera tradicional, pudiendo llegar a ser sólo un 10% de ésta.
Almudena Ribot y Teodoro Núñez
CUATRO50 (www.cuatro50.com)
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(1) RUIZ LARREA, C. (2012): “Arquitectura, Industria, Sostenibilidad”.